El año 1968 estuvo marcado en diferentes países del mundo por revueltas estudiantiles que cuestionaban el orden social y pedían una transformación radical de la política y las relaciones sociales. Quizás el caso más conocido sea el denominado "mayo francés", pero hubo muchos otros focos de aquel descontento generacional que en realidad supuso un fenómeno global. La juventud adquirió entonces por primera vez visibilidad como un nuevo actor socio-político, que protestaba contra la autoridad política y contra los convencionalismos sociales. Aquellas movilizaciones tuvieron expresiones distintas en diversos países, con Estados Unidos como otros de sus referentes más destacados. Pero en su conjunto mostraban un deseo de demoler el sistema heredado de la posguerra mundial y la guerra fría, de cambiar los valores y las formas de relacionarse, de liberarse de las jerarquías de sus mayores.